lunes, 4 de mayo de 2009
OMS
al melli
la espalda le quedó como un colador de fideos
envuelto en un frazada
lo dejaron como fantasmas en
la puerta del hospital
que las sirenas las apagan
pero igual siguen
como una canilla que gotea en el oído
se arrastra como un caracol que mestrúa
llega hasta la recepcionista
le pide que lo atiendan urgente
que nunca antes sintió
de forma tan vívida el aire en los pulmones
lo meten en una camilla
que sube las escaleras como una 4x4 hasta
el décimo noveno piso
los médicos re sacados
se imaginan escalando el Himalaya para romper con
la rutina
-el ascensor… el ascensor…
-no pibe, somos todos claustrofóbicos
imaginá que estás en los rápidos del sur haciendo rufting
le encajan un respirador
el gas infecta poco a poco sus neuronas
hace fuerza para permanecer despierto
pero tiene dos elefantes
atados a las pestañas
se le mezcla
como el tinto y el rivotril
la realidad y lo onírico
un auto
en una ruta oscura
un perro que se atraviesa
y choca contra el radiador
el silencio de uno mismo
la pausa de los grillos
seguir manejando como si faltasen las ruedas
o estar tirado en la banquina
con los ojos abiertos y vidriosos
Reverso
este es el principio o el fin
del poema de la manzana orgánica que se
pudre en la batea
de la naranja química que mira indiferente
son de acero los pingüinos
diseñados por greenpeace inmunes al petróleo
dice la noticia electrónica
tatuada en la frente del pibe
que guarda, barroco,
los alimentos en la bolsitas de plástico
¿es este el principio o el fin?
dos sillas se balancean como un par de ojos
siguiendo una pelotita en un partido de tenis
vaivienenvaivienen por los surcos que abren los
rayos catódicos, las series de sony
la pereza burocrática de quién entierra primero a quién
la propuesta de cenar veneno para ratas, que nunca llega
las risas artificiales que contagian
y dispersan la atención puesta
en ese próximo latido
este es el principio
o es el fin
del anotador amarillo que te regaló tu novia
aislaste su componente maniático
ya es tarde para regalarle flores
para cruzar con una caja de bombones
el campo de minas que los separa
ahora vas a tener todo el tiempo
vas a escribir tu gran obra maestra
suplementos culturales, y chicas de Púan que
te van a tirar con sus bombachas y corpiños
qué buena capacidad de absorción la del papel de
esta novela, dice ella en voz alta, y apoya la
dedicatoria sobre la meada del perro
es este el principio!!
es este el fin!!
de los que viajamos ocultos en el último asiento
del bondi que cruza
La Matanza
se escucha un gemido que exalta a los pasajeros:
el poema acaba antes
y me quedo caliente
Expiación
cuánta distancia hay…
¿cincuenta paquetes de puchos
apoyados uno al lado del otro?
apenas si existe lugar
para acordarse de la Claudia y de los hijos
del perfume del cepillo de dientes
cuánto es en distancia
hasta que la uniforme negritud
se diluya en infinitos recortes y matices
la mejor arma de tortura es uno mismo
que te va cortando en finísimas fetas
unidas entre sí por un hilo de saliva
quién el que está
con la imagen de las burbujas sobre la yerba
mientras otro trata
de cavar un túnel con las uñas
y alguien silva hasta desinflarse
la piel
los huesos
los órganos
son como una picana
que se olvidaron enchufada
si tan sólo
sirvieran el plato de sopa hasta el borde
entraría la boca, la nariz
el yo podría
finalmente
hacer metástasis
Ruta 27
estuve toda la tarde
marcando con un resaltador celeste
los versos que la próxima semana
van a ser puros tics
del coletazo ecosistémico
de la simbiosis que produce
el cuchillo
en el cuello del chancho
no me llevé
nada interesante
ni una sensación amarillista
ni un ritual de nacimiento
a lo masculino
sí queda
desperdigada por las encías
la misma sensación
de cuando usaba ese pulóver
sabiendo que un día lo iba a meter
en una bolsa negra con naftalinas
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